La familia puede ser el refugio sano donde una persona se realiza plenamente o un lugar disfuncional donde los hijos se enferman psicológicamente, incluso para toda la vida.
La función de los padres es estar presenteses, proteger, dar seguridad y confianza a sus hijos; marcar los límites sin agresión o violencia… no hacerles sentir culpa, ni sobreprotección, ni descalificación, ni gritos y órdenes constantes.
Esta forma de crianza facilita la formación de personas sanas capaces de madurar, independizarse y afrontar adecuadamente los obstáculos que les presente la vida.
Lo contrario, vale decir cumplir inadecuadamente la función como padres generará en el hijo inseguridad, miedo, tristeza, frustración y conflictos para poder relacionarse y evolucionar de manera esperable en su adultez.
