Él o la psicópata narcisista jamás se hará cargo de nada. la culpa es del afuera.

Es habitual que transcurrido el tiempo de la conquista, la época dorada donde él o la psicópata ya concretaron la seducción y la víctima está enamorada de ese ser tan perfecto… comience el momento de la devaluación.

Este momento deja descolocada a la víctima porque nunca está preparada para que él o la persona que dice amarla comience a maltratarla.

Un grito, un insulto, una agresión física dan inicio a la pesadilla que a partir de este momento no va a parar, incluso empeorá hasta límites impensados donde la víctima puede estar en peligro de vida.

Ahí él o la perverso narcisista muestran su verdadera cara.

La víctima como está absolutamente enamorada perdona ese primer maltrato ya que el psicópata:

– Pide perdón

– Llora

– Jura que nunca más lo va a hacer

– Que él o ella es el amor de su vida

– Que no sabe lo que le pasó

– Que si no lo o la disculpa no tiene razón su vida.

Todo ese repertorio de frases, es un libreto armado de memoria que lo utiliza con la víctima de turno.

Miente sistemáticamente.

Son expertos de la mentira.

Engañan con la misma naturalidad que respiran.

Allí comienza el círculo vicioso.

Maltrato, pide perdón, vuelve a maltratar y vuelve a pedir perdón… así indefinidamente, mientras la víctima a estas alturas ya no sabe que es cierto:

– Si el abusivo siente amor o

– Si es un maltratador o maltratadora

Obviamente la víctima al sentir amor por el abusivo y al activarse en ella un mecanismo defensivo llamado negación, ganará la primera opción:“ Me Ama”.

No.

Error.

No ama.

Solo está disfrutando en poner a otro ser humano en estado de angustia.

De eso se nutre.

Aquí redobla su maltrato.

Además de su comportamiento cruel y descalificativo comenzará a decirle a la víctima que lo que hizo fue por su culpa.

La víctima, para el psicópata, es responsable del maltrato que recibe de su parte;

Esto obviamente no es cierto.

Él o la psicópata invierte la lógica.

La víctima será entonces para su cabeza enferma, quien provocó su enojo y el posterior castigo que le dió.

Para él o la perverso narcisista la víctima se lo buscó y además se lo merece.

Esto último es absolutamente falso.

La víctima es víctima.

La víctima es tierra fértil para la maldad del o la psicópata.

Son personas malas, hacen sufrir a otros por puro placer.

Esta condición no es una enfermedad, es una estructura psicológica llamada “Perversión”.

El perverso o perversa no cambia.

Nunca va cambiar.

Jamás modificará su accionar.

Es importante que la víctima cuando empieza sentir que algo no está bien y además vive en un constante estado de angustia, porque su pareja abusadora oscila entre demostraciones amorosas y agresión verbal o física,

Debe apartarse inmediatamente y contarlo a sus seres queridos y ponerse en manos de un profesional de la psicología de manera urgente.

Licenciada Liliana Velizan