Cuando nos afecta la mirada del otro

Es muy frecuente que al momento de hacer o decir algo estemos pendientes de la mirada del «Otro», del «que dirán».

Producto de ello dejamos de hacer o decir cosas, sentimos vergüenza de lo que pueden pensar de nosotros y nos reprimimos.

No hacemos o no hablamos por temor al ridículo. Nos paralizamos.

Eso  produce que nos aislemos de los demás lo cual dará una opinión falsa de nosotros… cuando ocurre esto nos ubican en el lugar de antipáticos o amargados, desconociendo que no interactúanos por miedo a ser juzgados.

Ahora bien… si el Otro o los otros opinan bien o mal sobre nosotros… que podemos hacer frente a ello?, puedo cambiar lo que digan?, puedo modificar sus pensamientos?.

La respuesta es NO. Si nos cuesta tanto cambiar nuestra manera de ser, o de comportarnos o lo que pensamos… si es tan difícil lidiar con uno mismo, menos aún vamos a poder cambiar lo que piensen las personas. Algunas nos amarán y otras nos odiarán. Y frente a ello no podemos hacer nada.

La mejor manera de lograr ser nosotros mismos es darle menos importancia a lo que los demás digan o piensen en relación a nuestra persona… realizar aquello que queramos hacer aún con pudor… pero hacerlo igual. Si esto lo ponemos en práctica, la primera vez nos va a costar pero a la vez obtendremos un beneficio y este será la prueba de que sí podemos; de esta manera comenzaremos a adquirir confianza en nosotros al punto de que en algún momento, si a los demás les gusta o no les gusta como somos… ya no es un problema nuestro, el problema es de ellos.