Cuando una mujer ha elegido de pareja a un perverso en principio está en una posición difícil, ya que ante los ojos de los demás este hombre parece ser una persona muy adecuada que esconde su verdadera cara, aparenta ser un hombre sonriente de buenas costumbres y que se encarga de mantener relaciones sociales.
Estas personas son en extremo hábiles, lo han aprendido desde muy pequeños, generalmente producto de un conflicto infantil no resuelto, quedando atrapado, en ser un hijo descuidado por la madre incluso erotizado, situación perversa en si misma; y por un padre narcisista y por ende ausente e imposible de superar.
Desde ahí la competencia eterna con los hombres y la rabia latente y/o manifiesta hacia las mujeres, expresadas en abusos psicológicos y físicos, todo golpe físico es un golpe a la mente y todo insulto es un golpe al cuerpo. son altamente seductores, mentirosos, grandiosos, envolventes. Son encantadores y nunca quedan mal con nadie, más que con la víctima, la que en rigor representa a sus figuras parentales, con quienes aún no ha superado sus conflictos infantiles y necesita herir, humillar, descalificar, ningunear, golpear, son agresivos porque esconden un odio extremo a sus progenitores que lo descuidaron de Niño.
No es fácil salir de esa relación, primero porque se parece mucho a lo que la mujer está acostumbrada a vivir, ya que vienen de hogares donde la mujer fue maltratada. En segundo lugar son encantadores y la mujer se enamora.Luego se tiene la esperanza de hacerlo cambiar a quien jamás cambiará.
Y por último porque somos cómplices, porque para que exista un mal tratador debe existir una mujer llena de miedos, autoestima dañada, sensaciones de inferioridad, es decir, una personalidad que aunque brille en otras áreas, en el área chica de las relaciones íntimas, sufre, se siente débil, fallada, torpe, fácil de destruir. Entonces, es tierra fértil para el perverso. Siempre y en todos los casos concurrir al psicólogo. Cuando ya hemos hecho todo un trabajo de comprensión y de soltar emocionalmente al mal tratador, se corta toda comunicación. Allí buscará lamentablemente otra víctima.