El trabajo en el consultorio Psicoanalítico tiene una dinámica absolutamente distinta a cualquier otro trabajo en el consultorio de otra especialidad. El Psicoanalista que analice a un paciente puede encontrase con enojos, rabia e incluso ira que desde la observación ordinaria pueden parecer dirigidas hacia él.
Ello jamás es así, y está muy lejos de ser una realidad.
Los Psicoanalistas estamos preparados para ese momento. Un analista avezado sabe que no está dirigido a su persona.
El analizado en un momento dado atacará con furia.
Ello ocurre porque en el consultorio se recrea una escena de la niñez o de la adolescencia donde la vivió como injusta.
Este proceso es Inconsciente y allí se recrea un reclamo que el paciente está realizando no al Psicólogo sino a sus seres primordiales: al Padre o a la Madre.
Cuestiones que de manera traumática el sujeto vivió o experimentó cómo dolorosas, pero de pequeños por miedo o represión las silenció cuando en realidad hubiese querido decirlas.
El analista lo sabe y bajo ningún concepto tomará esos reproches como un ataque hacia su persona; y además los capitalizará como una información valiosa detectando cuál es el enojo que el paciente guarda en la actualidad hacia uno o ambos padres.
El profesional Psicoanalista que no esté preparado para enfrentar dicho momento con fortaleza… debería pensar seriamente en cambiar de profesión.»